Tatiana y su mamá decidieron poner fotos de él en los postes del barrio, con el fin de que si alguien hubiera visto a su perrito lo reconociera y ayudara a dar con su paradero.
Un día la mamá de Tatiana salió a pegar más afiches en el parque. Una mujer sigilosamente se acercó y de repente le dijo “¡ah! yo se donde tienen a ese perro”, y le indicó el lugar y la hora en la que podía ir a averiguar por él.
“Mi mamá se puso feliz en ese momento; era una esperanza para que Polo pudiera estar con nosotros de nuevo”, cuenta Tatiana. Sin embargo, lejos estaba de imaginarse lo que iba a pasar.
Siguiendo las instrucciones de la desconocida, fueron al día siguiente a la casa donde tenían a Polo. Después de golpear la puerta en contadas ocasiones 3 niños atendieron al llamado. “Nos dijeron que no podían entregarnos al perro porque los papás se lo habían prohibido, pero como era de esperarse apenas Polo nos vio se enloqueció. Nos dolió mucho dejarlo pero nos fuimos”, cuenta Tatiana.
Al día siguiente volvieron en busca de Polo, pero se sorprendieron con la noticia de que las personas que retenían al perro lo habían comprado. “El señor de la casa nos dijo que pagaron 100.000 pesos y que si nosotros lo queríamos recuperar le teníamos que pagar ese dinero o más”. Después de una acalorada charla donde el presunto secuestrador les exigía el dinero y al ver que las dueñas de Polo no accedían a pagar esa suma, el señor comenzó a insultarlas al igual que al perro. Las mujeres cansadas de los insultos y desesperadas por recuperar a Polo le ofrecieron los únicos 20.000 pesos que las acompañaban. El señor al ver que no respondían a sus exigencias accedió a recibir esa suma de dinero.
Sin embargo, el drama no terminó allí, recibieron a Polo pero estaba enfermo, con garrapatas, desnutrido y sucio. Polo había sufrido maltrato por parte de sus captores. Sin embargo, su comportamiento no se vio afectado, por el contrario estaba más juguetón y feliz que de costumbre.
Tatiana reconoce que no denunció el hecho a las autoridades porque les daba temor que más adelante se llevaran a Polo de nuevo o que tomarán represarías contra ellas.
Paz Animal
Destape la Olla dialogó con Liliana Ossa, miembro del Junta Directiva de Paz Animal, quien indicó que el secuestro de animales de compañía, comenzó a aumentar en la década del 80 y 90; el narcotráfico puso de moda ‘razas’ importadas, que mucha gente quiso tener, con valor económico de $2.000.000 y hasta más.
De igual manera, Ossa afirma que los animales que son secuestrados sufren la agonía de la muerte lenta, sin embargo, “en algunos casos los finales son felices cuando se logra recuperar el animalito a través del pago que piden los secuestradores. Aunque, los criminales se lucran más poniendo los animales a tener hijos sin descanso, para luego venderlos”.
El flagelo del secuestro de animales de compañía

Crónica
Son las cinco de la tarde y Polo, un perro de raza French Poodle, recorre la sala de la casa donde vive. Está desesperado, da saltos, brincos y alaridos, pues no ha podido salir a dar su paseo, sin embargo, su ama está muy ocupada y no puede sacarlo. Abren la puerta y en un descuido Polo sale corriendo, ante la mirada de Tatiana Rodríguez, su propietaria, quien lo ve alejarse despreocupada; siempre se escapaba y volvía.
Sin embargo, ya son las seis de la tarde y a pesar de que Tatiana lo ha buscado varias veces por los parques del barrio Rincón de Venecia, Polo no aparece. “Salimos a buscarlo por todo el barrio, le preguntamos a nuestros vecinos que lo conocían pero nada, no aparecía, y así duramos casi una semana sin saber nada de él”.
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