
Los desechos cobran vida en las manos de Doña Cecilia
cultural
Tomarse un café en las mañanas es uno de los placeres que más disfrutamos los bogotanos en una ciudad que amanece aproximadamente a 12° C. Pero Doña Cecilia Ballen encuentra aparte de un sabor exquisito y subir un poco su temperatura, la oportunidad perfecta para reciclar la bolsa de leche utilizándola como herramienta de trabajo y por arte de magia: Bolsos, llaveros, tapetes, individuales y más artículos hechos con bolsas de leche.
Doña Cecilia hoy ya no solo cose con fique los canastos que algún día elaboró. Con las bolsas plásticas de leche que le llevan sus vecinas, ella hace disfraces de fantasía para la época de halloween. Además elabora chancletas, tapetes, individuales, correas, mochilas, llaveros y bolsas reutilizables con manijas para ir a mercar. Con los pendones que ya nadie utiliza, hace delantales, bastantes útiles para amas de casa, personal de carnicerías o lavaderos de carros.
Esta mujer, con agujas de croché y bastante ingenio e imaginación, ha terminado una mochila en plástico que mezcla los colores naranja y amarillo, que a simple vista, parece una de las artesanías más habituales de Colombia, la mochila Arhuaca, tejida en lana de oveja, algodón, fique o lana industrial y elaborada por las gwati, mujeres de la etnia, desde niñas. Y aunque doña Cecilia no es de ninguna etnia y no teje en grupo, sí es una campesina de Cabrera-Sumapaz, que debido a tanta violencia en su territorio arribó en los años 80´S en el barrio San Vicente de la localidad de Tunjuelito y el legado rural por el amor a la naturaleza hoy se evidencia en sus artículos.
“Lo que yo hago es porque amo la naturaleza” comenta Doña Cecilia, y ante la pregunta de cómo lo hace, simplemente sonríe un poco y sus arrugas se atenúan ante su explicación. “Es muy sencillo, se cortan las bolsas de leche o plástico, se hacen tiras largas, se enrollan, se empieza a coser y listo”.
Ese ingenio no se improvisa. Un empresario de las máquinas Singer, una de las más reconocidas en el gremio, vio la habilidad y dedicación de Cecilia Ballen de Mesa, la apoyó y ahí mismo esta mujer viajó por Anapoima, Facatativa, Silvania, Apulo, fusagasuga, entre otros pueblos, enseñando lo que había aprendido desde niña en su tierra, coser.
Cociendo logró sacar adelante a sus siete hijos junto con su esposo. Y actualmente aunque no gana mucho por los artículos que realiza, ella sueña con tener un sitio donde pueda exponer sus invenciones. Para cumplir ese sueño, ella se ha capacitado en la Cámara de Comercio de Bogotá y tiene unas tarjetas dignas de una microempresa que espera despegar.
Si desea contactarla para comprar un artículo útil, ecológico e innovador puede llamarla al celular 3125112191 o al número fijo 2041085. Seguro que no se arrepentirá y podemos volvernos parte de la solución ante tanta contaminación.








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